Se puede plantear que la educación en ciencias y en tecnología tiene como finalidad central el desarrollo del pensamiento científico, como herramienta clave para desempeñarse con éxito en un mundo fuertemente impregnado por la ciencia y tecnología.
Gracias a un conjunto de conocimientos relacionados entre sí mediante cierta lógica, el estudiante, aborda lo nuevo desde el punto de vista que éste conocimiento le determina, esta perspectiva posibilita cierta cantidad de expectativas acerca de lo nuevo y orientado por estas: lanza hipótesis, asume que si hace algo obtendrá un resultado o un cambio en un determinado tiempo. Estas expectativas pueden corresponder o no con lo que en realidad sucede, si lo observado y lo que se esperaba concuerdan, el sistema de conocimientos se encuentra en “equilibrio” con los procesos del mundo de la vida. Se busca entonces el equilibrio entre las teorías y los procesos naturales lo que se logra gracias a una modificación del sistema de conocimientos. El estudiante, después de estar seguro de que puede dar crédito a lo que observa, realiza cambios en su sistema de conocimientos para que lo observado sea una consecuencia lógica del conjunto de proposiciones que expresan el sistema de conocimiento. Esta nueva perspectiva y los nuevos procesos visibles para él lo llevarán a nuevos desequilibrios que tendrá que eliminar recorriendo este ciclo una y otra vez.
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